There has been much discussion of late over the COVID-19 vaccines becoming available to the public as a means of bringing the pandemic under control. For Catholics in particular there has been much discussion and debate about moral and ethical questions around the development of the vaccines in regards to their use of morally compromised cell lines created from two abortions that occurred, one in the 1970s and one in the 1980s. The Archdiocese of New Orleans, in light of guidance from the Vatican, the United States Conference of Catholic Bishops, and The National Catholic Bioethics Center affirm that though there was some lab testing that utilized the abortion-derived cell line, the two vaccines currently available from Pfizer and Moderna do not rely on cell lines from abortions in the manufacturing process and therefore can be morally acceptable for Catholics as the connection to abortion is extremely remote. It is under the same guidance that the archdiocese must instruct Catholics that the latest vaccine from Janssen/Johnson & Johnson is morally compromised as it uses the abortion-derived cell line in development and production of the vaccine as well as the testing. We maintain that the decision to receive the COVID-19 vaccine remains one of individual conscience in consultation with one’s healthcare provider. We also maintain that in no way does the Church’s position diminish the wrongdoing of those who decided to use cell lines from abortions to make vaccines. In doing so, we advise that if the Moderna or Pfizer vaccine is available, Catholics should choose to receive either of those vaccines rather than to receive the new Johnson & Johnson vaccine because of its extensive use of abortion-derived cell lines.
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Últimamente se ha debatido mucho sobre la puesta a disposición del público de las vacunas COVID-19 como un medio para controlar la pandemia. Para los católicos en particular, ha habido mucha discusión y debate sobre cuestiones morales y éticas en torno al desarrollo de las vacunas con respecto al uso de líneas celulares moralmente comprometidas que fueron creadas a partir de dos abortos que ocurrieron, uno en la década de 1970 y otro en la década de 1980.
La Arquidiócesis de Nueva Orleans, a la luz de la orientación del Vaticano, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y el Centro Nacional Católico de Bioética afirman que, aunque hubo algunas pruebas de laboratorio que utilizaron la línea celular derivada del aborto, las dos vacunas disponibles actualmente de Pfizer y Moderna no se basan en líneas celulares de abortos en el proceso de fabricación y, por lo tanto, pueden ser moralmente aceptables para los católicos, ya que la conexión con el aborto es extremadamente remota.
Es bajo la misma guía que la Arquidiócesis debe instruir a los católicos que la última vacuna de Janssen / Johnson & Johnson está moralmente comprometida, ya que utiliza la línea celular derivada del aborto en el desarrollo y producción de la vacuna, así como en las pruebas.
Sostenemos que la decisión de recibir la vacuna COVID-19 sigue siendo una decisión de conciencia individual en consulta con su proveedor de atención médica. También sostenemos que de ninguna manera la posición de la Iglesia disminuye las malas acciones de quienes decidieron usar líneas celulares de abortos para fabricar vacunas. Al hacerlo, aconsejamos que si la vacuna Moderna o Pfizer está disponible, los católicos deben optar por recibir cualquiera de esas vacunas en lugar de recibir la nueva vacuna de Johnson & Johnson debido a su amplio uso de líneas celulares derivadas del aborto.